Nueva temporada, nuevas ilusiones, muchas novedades y notables expectativas. Debutó el CD Tenerife de López Garai en el Heliodoro Rodríguez López con aires renovados. Los aficionados blanquiazules acudimos al recinto de la Calle San Sebastián con ganas de buen fútbol. Optimistas por el tramo vistoso, alegre y asociativo demostrado en La Romareda, que pese a la derrota dejó un buen sabor a los tinerfeñistas; y con ganas de sumar los primeros tres puntos de la temporada.
Hay ciertos equipos contra los que siempre suponen encuentros especiales para mí y el Numancia es uno de ellos. Mi etapa como consejero del CD Tenerife originó una familia en torno al fútbol: mis amigos del fútbol. En los días previos al partido pude disfrutar de un encuentro entrañable con miembros del CD Numancia, que aprovecharon que el encuentro entre tinerfeños y sorianos se disputó en pleno verano, para disfrutar de las bonanzas de nuestra tierra con unas vacaciones familiares.
Sin embargo, desde el pitido inicial mi corazón sólo late blanquiazul. Con familiares y amigo comparto la pasión por el CD Tenerife en cada partido. Vivo los encuentros con nerviosismo, pero siempre con una actitud positiva. Confiado en que este equipo, tras las buenas sensaciones de la pretemporada y Zaragoza, no queden en un simple espejismo sino que son una apuesta decidida por la filosofía de juego implantada por el nuevo técnico blanquiazul.
Con ese estilo de juego de toque y posesión nos sentimos identificados los blanquiazules. Me gusta que se intente sacar el balón jugado desde atrás, con un portero que domine el juego con los pies, aunque suponga riesgos que nos puedan costar goles. Creo que el trabajo desde la secretaría técnica, de renovar una gran parte de la plantilla, puede dar sus frutos si le damos confianza. Me parece acertada esa combinación de jugadores jóvenes con hambre y ganas de aprovechar su oportunidad en Segunda División y jugadores más experimentados en la categoría. Y hablando de experiencia… la nota más positiva es la vuelta de Aitor Sanz.
El centrocampista no sólo es un grandísimo jugador, que da un equilibrio constante a la medular tinerfeña, sino que además su papel en el vestuario es de incalculable valor. Se ha echado de menos su participación durante su particular calvario, pero ha vuelto a un nivel sobresaliente y será muy importante esta temporada. Otros viejos conocidos de la plantilla pasada como Malbasic, Naranjo y Lasso deben seguir dando pasos al frente. Cotizan al alza y confío también en ellos.
Y aunque las novedades en este primer partido de la temporada podrían haber sido las caras nuevas de este Tenerife 19/20, el protagonismo, sin duda, se lo llevó el VAR. Ha llegado para ayudar a los árbitros y confío en que a lo largo de la temporada contribuya a que sea ecuánime, aunque es cierto que las primeras participaciones en clave blanquiazul han sido discutibles. Ya en la primera jornada en La Romareda tuvo su incidencia en el discutido penalti que nos señalaron en contra, mientras que ante los sorianos 3 goles anulados, uno de ellos bastante al límite y dudas en el primer tanto visitante. Sin duda, la tecnología viene para quedarse y aportar, pero debe mejorarse la logística y el intervalo de tiempo en la toma de decisiones, porque creo que corta en exceso el ritmo de partido. También deberemos acostumbrarnos.
En definitiva, este debut me dejó buenas sensaciones. Un Tenerife ilusionante en el que confiar, al que apoyar y que espero nos dé muchas alegrías esta temporada. ¡VAMOS TETE!
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